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Día Mundial de la Hepatitis, ¿un mal evitable?

Este año, la OMS comparte el lema "La hepatitis no puede esperar", para llamar a la acción preventiva y proactiva para prevenir el contagio el avance de la enfermedad.

El 28 de julio es el Día Mundial de la Hepatitis, jornada de concientización que une organizaciones de pacientes, gobiernos, profesionales médicos y la sociedad civil para impulsar a nivel mundial iniciativas y estrategias para combatir el contagio y mejorar el tratamiento para las hepatitis víricas.


Este año, la OMS comparte el lema "La hepatitis no puede esperar", para llamar a la acción preventiva y proactiva para prevenir el contagio el avance de la enfermedad.


Según los datos más recientes, cada 30 segundos fallece una persona a causa de una hepatitis vírica, incluso durante la actual crisis causada por la COVID-19. De entre los 5 tipos de virus de la hepatitis, los tipos B y C son los más comunes, y ocasionan 1,1 millones de defunciones y tres millones de nuevas infecciones cada año.


Frenar el contagio

El titular de la Cátedra de Infectología de la Fundación Barceló, Dr. Gerardo Laube, destacó la importancia de trabajar para lograr prevenir la transmisión materno-infantil y la primera infancia de la hepatitis tipo B, la más común actualmente. “Una mujer embarazada que tenga hepatitis B puede transmitir el virus a su hijo al momento del parto, frente a eso, la vacuna contra la hepatitis B administrada a los recién nacidos durante las primeras horas de vida es la medida más eficaz para proteger al bebé”, explicó.


Los virus de las hepatitis tipo B, C y D, por su parte, pueden transmitirse a través de la sangre, el semen y otros fluidos corporales, con la particularidad de que el virus de la hepatitis B es varias veces más infeccioso que el VIH1. Por último, los virus de las hepatitis A y E se transmiten muchas veces por el consumo de agua insalubre, así como por mala higiene de los alimentos y falta de saneamiento.


De estos se desprende que, con las políticas de difusión y acceso de los recursos necesarios, la sociedad en conjunto puede trabajar para erradicar la enfermedad. “El primer paso es evitar la transmisión”, indicó Laube.


Los puntos clave para la prevención

Proteger a los lactantes de la infección. Todos los recién nacidos deben ser vacunados contra la hepatitis B al nacer y recibir posteriormente al menos 2 dosis adicionales. En el caso de aplicarse la vacuna quíntuple como está indicada en el Calendario Nacional, deben aplicarse 3 dosis (2,4 y 6 meses).


Detener la transmisión de madre a hijo. Todas las embarazadas deberían someterse a pruebas de rutina para detectar la hepatitis B, así como la infección por el VIH y la sífilis, para poder recibir el tratamiento necesario a tiempo.


No dejar a nadie atrás. Todas las personas deberían tener acceso a los servicios de prevención, pruebas y tratamiento de la hepatitis, particularmente aquellas con adicciones, reclusos, migrantes, etc., quienes constituyen los grupos poblacionales más afectados.


Ampliar el acceso a las pruebas, al tratamiento y a la información. Enfatizar en la difusión permanente de campañas para la información de las formas de contagio hace que se considere más el riesgo y se actúe cuando sea posible evitarlo. En casos donde el contagio ya sucedió, las pruebas de detección deben ser accesibles y rápidas, para iniciar tratamientos que mitiguen sus efectos.


Mantener los servicios esenciales para la atención de la hepatitis durante la pandemia. Insistir en la destinación de presupuesto y recursos de todo tipo para asegurar que los servicios de prevención y tratamiento de hepatitis de cualquier tipo no se posterguen ni retrasen durante la pandemia de la COVID-19, debe ser prioridad en la agenda de salud en todo el país.


En algunas ocasiones, la hepatitis no presenta síntomas hasta varios años posteriores a la infección, y especialmente por eso el diagnóstico y tratamiento precoz gracias a la detección con estudios específicos pueden evitar graves consecuencias.


Los consejos generales que se repitieron históricamente para frenar la transmisión de esta y otras enfermedades virales siguen vigentes hoy en día: realizar controles médicos periódicos integrales, no compartir elementos cortopunzantes, asegurarse de su desinfección, medir la sanidad del agua y los alimentos consumido, y usar preservativo al mantener relaciones sexuales.

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