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¿Hiperactividad, exceso de azúcar o déficit de atención? Identificá si tu hijo tiene TDAH



Mucho se escucha hablar sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), pero lo cierto es que no siempre es tan fácil detectarlo de manera oportuna, pues los padres suelen confundir sus señales de alerta y asociarlos a otros males, o bien, desconocen los síntomas.


El pasado 6 de septiembre se llevó a cabo un Neurotalk en el Auditorio del hospital Ángeles Lomas , cuyo tema central fue Déficit de atención e Hiperactividad infantil, teniendo como ponentes a los especialistas del Instituto de Neurociencias del Hospital Ángeles Lomas: Alonso Riestra, Especialista en Neurología, Jaime Javier Aguilar Gasca, Especialista en Psiquiatría, Carmen Irigoyen, Especialista en Neurología pediátrica, y María del Rocío Ibarra Rodríguez, Especialista en Neuropsicología.


"Aunque usamos el concepto de 'atención' frecuentemente, pocos entendemos bien a qué se refiere. La atención es un proceso neuropsicológico fundamental para la vida del individuo, pues es responsable de administrar los recursos de procesamiento, es decir, hay mecanismos en nuestro cerebro que nos indican a qué le hacemos caso y a qué no. Hay muchas condiciones que pueden afectar la atención, por ejemplo, la depresión, la falta de sueño, la ansiedad, la toma de medicamentos, enfermedades y en la población pediátrica esto es muy importante. El problema radica en aprender a diferenciar entre problemas de atención y trastorno por déficit de atención del neurodesarrollo", afirmó Alonso Riestra, Especialista en Neurología.


El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es el trastorno de origen neurobiológico más frecuente en la infancia, debido a un desequilibrio en la noradrenalina y la dopamina, neurotransmisores cerebrales que afectan directamente a las áreas del cerebro responsables del autocontrol y de la inhibición del comportamiento inadecuado.


Se caracteriza por un comportamiento distraído que puede ser moderado a grave, períodos de atención cortos, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.


"Hay que entender que la gente se ha vuelto menos tolerante y en ocasiones en las escuelas se cree que un niño inquieto,con rasgos de atención muy cortos, que no sigue instrucciones, tiene un trastorno por déficit de atención y no necesariamente es así, hay que investigar más para hacer un buen diagnóstico", afirmó Carmen Irigoyen, Especialista en Neurología pediátrica.


El TDAH es difícil de detectar, ya que es común que los niños sean muy activos y se distraigan ante la mínima provocación. Por ello, es importante que los padres sepan que hay señales de alerta a las que deben prestar atención.


En cuanto al déficit de atención:

El niño no logra prestar atención a los detalles o comete errores por descuidos en sus tareas.

Se distrae en actividades recreativas, incluso cuando juega, parece no estar escuchando cuando le hablan directamente.

No sigue instrucciones y no termina los deberes escolares.

No le gusta participar en actividades que requieren esfuerzo mental.

Se distrae fácilmente, es olvidadizo y se muestra hiperactivo.

En cuanto a la hiperactividad:


Se mueve constantemente.

Corre y brinca en exceso.

Presenta dificultades para realizar actividades tranquilas.

Habla en exceso.

Interrumpe.

Dificultad para esperar turnos.

Es de suma importancia saber que las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no tienen una desventaja y pueden ser funcionales dentro de la sociedad.


"Un individuo con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es funcional, no es una persona discapacitada, no está en desventaja si se trata su trastorno de manera adecuada. No tiene cura, es una condición con la cual va a crecer”, expresó María del Rocío Ibarra Rodríguez, Especialista en Neuropsicología.


Lo ideal para tratar a un niño con TDAH es buscar el apoyo de especialistas que puedan brindar un buen diagnóstico y tratamiento, ya sea a través del uso de estimulantes, neurolépticos o antidepresivos, dependiendo el caso. Esto sin omitir las terapias no farmacológicas que son determinantes para el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.







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