La entidad médica emitió un comunicado en el que señala “el difícil escenario para el ejercicio profesional” por las condiciones laborales y de infraestructura en el sistema público y privado de salud.
El brote de bronquiolitis que vive Argentina desde hace unas semanas provocó largas demoras en los hospitales pediátricos públicos y privados de todo el país. Según las estimaciones de los ministerios de Salud de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, las consultas por enfermedades respiratorias aumentaron entre 20% y 30% respecto a los niveles anteriores pandemia.
La bronquiolitis es una infección respiratoria aguda que ocurre con mayor frecuencia en los meses de otoño-invierno y afecta sobre todo a los menores de un año. Puede ser causada por distintos virus; el más común es el Virus Sincicial Respiratorio (VSR), que también causa infecciones respiratorias que pueden ser graves en adultos mayores, como la neumonía.
El Ministerio de Salud de la Nación alertó esta semana que el pico de casos de bronquiolitis se anticipó este año. Habitualmente, el aumento fuerte de infecciones ocurre a mediados de junio en todo el país, pero el crecimiento de contagios ya se evidencia en mayo. Esta situación se refleja en la alta ocupación de las unidades emergencias y las salas de internación. Según confirmaron fuentes de la cartera sanitaria, la ocupación de camas es del 71%, entre neonatología, unidad de terapia intensiva pediátrica y pediatría (piso).
Ante este escenario, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un duro mensaje en el que detalla las condiciones deficientes en las que se desempeñan los profesionales dedicados a la salud infantil.
“Ante la delicada situación epidemiológica por el aumento de infecciones respiratorias que está afectando a niñas, niños y adolescentes, la Sociedad Argentina de Pediatría desea expresar su reconocimiento a las y los pediatras que, una vez más, están desempeñando su tarea con dedicación en todo el país, a pesar de las difíciles condiciones laborales y la postergación de legítimos reclamos”, señala el texto.
La carta de los pediatras argentinos refiere a la situación sanitaria actual como “un escenario difícil para el ejercicio profesional de la pediatría”. Y enumeran las dificultades para desarrollar sus tareas: “Condiciones de trabajo inaceptables, alta carga laboral, inestabilidad en los empleos, falta de estímulo para el crecimiento, situaciones de violencia, baja remuneración, necesidad del pluriempleo para llegar a fin de mes y falta de oportunidades para actualizarse en la profesión”.
Los médicos de la SAP expresaron que formar parte del sistema de salud, particularmente en el sector asistencial, “resulta bastante desgastante tanto en el ámbito de la salud pública como en la medicina privada” y dijeron que esto ocurre por múltiples factores que van desde el aumento de las consultas a “la disminución del recurso humano en el equipo de salud, ocasionados por la falta de nuevos nombramientos, cargos vacantes que no se cubren, contratos temporales, carencias en equipamiento e infraestructura, falta de tiempo para examinar adecuadamente a los pacientes”.
Además, la carta apunta que “el Estado y toda la sociedad, incluyendo todas las instituciones que forman parte de ella deberían preocuparse por el desarrollo profesional médico, tanto por su formación como por las condiciones laborales a que son sometidos quienes trabajan para cuidar la salud de todos”.
“Proteger la salud de niñas, niños y adolescentes facilitando su acceso a una atención pediátrica en condiciones de equidad y calidad exige políticas públicas que jerarquicen la formación profesional y las condiciones en que se ejerce la profesión. Instamos a las autoridades competentes a convocar a una mesa de diálogo, con el fin de encontrar una respuesta que considere una solución adecuada a esta situación de sobrecarga de trabajo para los pediatras y obstáculos para una atención oportuna a los pacientes”.
Cuáles son los síntomas de la bronquiolitis
El virus sincicial respiratorio afecta las vías aéreas pequeñas (inflamación de los bronquiolos), provoca distintos grados de dificultad para respirar y se manifiesta con agitación, tos, decaimiento, dificultad para alimentarse o dormir.
- Respiración rápida, con silbidos o ronquidos.
- Se le hunde el pecho al respirar.
- Tiene más de 38° de fiebre de manera persistente y/o mocos.
- Pérdida del apetito.
- No puede beber o amamantarse.
- Está decaído/a y se ve enfermo/a.
Al no existir tratamientos para el virus (no hay jarabes ni antibióticos), es fundamental controlar que el compromiso respiratorio no afecte la oxigenación normal y asegurarse de que el bebé pueda alimentarse e hidratarse lo suficientemente bien, pese a la dificultad respiratoria, advierten las autoridades sanitarias.
En un comunicado difundido, el Ministerio de Salud de la Nación señaló que si el niño tiene una infección respiratoria, se debe acudir inmediatamente a un centro de salud más cercano. Y es sumamente importante no automedicarlo. El consumo de remedios sin receta puede producir intoxicación y ocultar los síntomas de la enfermedad, dificultando un diagnóstico correcto y empeorando el cuadro clínico.
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